Lo que los humanos llaman participación, incluso deseo, por parte de una victima determinada, es erróneo. ¿Quién quiere ser realmente una victima? Lo que ha sido descrito como participación es de hecho una rendición. Los humanos desafortunados, que se encuentran a sí mismos atrapados de nuevo, apresuran el final. Esto es así para reducir el dolor, no la causa. ¿Cuándo no se siente atrapada la victima? Los humanos a menudo tienen poca libertad de elección en su vida, debido a las restricciones sociales.
¿Puede alguien realmente escapar? Los esposos que abandonan un matrimonio se liberan del conflicto, pero les conduce al arrepentimiento o la soledad, y casi siempre a la menosprecio de los demás. El empleado que tiene que abandonar el trabajo después de ser acosado encuentra que no puede asegurar a otro, y los compañeros aprenden de esto. Son ellos de allí en adelante mas o menos libres de elegir abandonar al patrón, cuando reciben el mismo acoso. El niño, sometido a los abusos de padres enfadados que le azotan es un objetivo que no puede defenderse por sí mismo, puede huir de casa, con su limitado conocimiento del mundo exterior, tendrá como resultado que sea el objetivo de otros.